Autoexigirse demasiado es una tendencia a establecer expectativas excesivamente altas para uno mismo, y a sentir la necesidad de cumplirlas a toda costa, incluso si esto significa sacrificar otras áreas de la vida, como la salud física y mental, las relaciones interpersonales o el tiempo de descanso.
Este comportamiento puede ser perjudicial para la salud mental y física, ya que puede llevar a la ansiedad, el estrés, la depresión, la frustración y el agotamiento emocional.
Para evitar la autoexigencia excesiva, es importante establecer expectativas realistas y alcanzables, aprender a delegar responsabilidades y a pedir ayuda cuando sea necesario, establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo de descanso, y practicar actividades que ayuden a reducir el estrés y la ansiedad, como yoga o meditación.
Si siempre buscas la perfección en todo, incluso cuando no es necesario, puede ser una señal de que te estás autoexigiendo demasiado.
Si estás criticándote constantemente por errores pequeños o por no cumplir expectativas, puede ser una señal de que te estás autoexigiendo demasiado.
Si sientes ansiedad incluso en situaciones que no son estresantes, puede ser un signo de que te estás autoexigiendo demasiado.
Si estás agotada, sin energía, incluso después de haber descansado, puede ser una señal de que te estás esforzando demasiado.
Si sientes que no puedes desconectar del trabajo o de tus responsabilidades personales, incluso en tu tiempo libre, puede ser una señal de que te estás autoexigiendo demasiado.
Si sufres dolor de cabeza continuamente, dolores musculares o problemas digestivos, puede ser un signo de que te estás autoexigiendo demasiado y no estás cuidando adecuadamente tu salud.
Si sueles tener cambios de humor frecuentes, irritabilidad o tristeza, puede ser una señal de que te estás autoexigiendo demasiado y te sientes abrumada por tus responsabilidades.
Si te sientes así, he de decirte que no estás sola.
Lo importante es encontrar tu tribu.
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No se trata de sufrir, ni de no llegar a la postura, o incluso de no acabar una clase. Se trata de conectar contigo, dedicarte ese rato y disfrutar de la sensación de paz y tranquilidad al acabar.
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